19 de febrero de 2007

Sobre la guerra y tu


Extracto del ensayo sobre el Tercer Congreso de la Internacional celebrado en Bruselas en 1868. Para tener acceso a este texto y muchos más libros y ensayos sólo tienes que entrar en la Biblioteca Virtual http://usuarios.lycos.es/abatir/.
Discutióse también, la actividad de los trabajadores frente a una guerra entre las potencias europeas. En el debate intervinieron diferentes delegados. Uno de ellos, Catalán, de Ginebra, señaló que "la guerra no depende de la opinión pública ... porque hay, por encima de la opinión pública, instituciones que rompen esta opinión. Hay voluntades superiores a la del pueblo y que disponen, ellas solas, del derecho de la guerra o de la paz. Que cada uno de nosotros y que la Asociación Internacional en su totalidad haga la guerra a la guerra, empleando todas las fuerzas contra los hombres que tienen el derecho de hacer la guerra, contra las instituciones que crean este derecho y contra la ignorancia que le permite perpetuarse".
César de Paepe, uno de los delegados que más influenció en las determinaciones de ese Congreso, dijo en su intervención: "Hay dos métodos (para suprimir la guerra): el primero es el de oponerse directamente a la guerra negándose a hacer el servicio militar o bien, lo que resulta lo mismo, puesto que los ejércitos necesitan consumir, negándose a trabajar; el segundo de los métodos no incide en forma directa: es solucionando la cuestión social que pretende llegar a la supresión de la guerra: éste es el método que la Internacional está destinada a hacer triunfar. La verdadera y única causa de las guerras se halla en nuestras instituciones sociales. La primera es la del hambre...".
Fue Tolain, en nombre de los parisinos, quien presentó la primera moción de las dos aprobadas sobre este punto: "Considerando que la guerra jamás ha sido otra cosa que la razón del más fuerte, y no la sanción del derecho; que es un medio de subordinación de los pueblos por las clases privilegiadas o los gobiernos que representan; que fortalece el despotismo, asfixia la libertad; que en el estado actual de Europa, los gobiernos no representan los intereses legítimos de los trabajadores ... Declara protestar con la mayor energía; invita a todas las secciones de la Asociación a obrar con el mayor vigor para impedir, por la presión de la opinión pública, una guerra de pueblo a pueblo que, hoy en día, sólo podría ser considerada como una guerra civil ya que, hecha entre productores, la misma no seria sino una lucha entre hermanos y ciudadanos".
Por parte de Charles Longuet el Congreso tomó conocimiento de su breve resolución que aprobó: "El Congreso recomienda a los trabajadores cesar todo trabajo en el caso en que una guerra estallara entre sus países respectivos".

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