3 de julio de 2007

responsabilidad y libertad



"Los hombres y las mujeres que no son directamente responsables a través de la deliberación común, la decisión común y la acción común en lo que hace a las políticas que más les conciernen, no son realmente libres, por más que gocen de la propiedad, de la privacidad de sus vidas y de sus derechos individuales."

"…Y es que el gobierno representativo no sirve a los intereses de la comunidad, de la ciudadanía ni del autogobierno, y es desde este punto de vista, con respecto a la democracia real, ineludiblemente parabólico en su evolución, exactamente como predijo Michels. Los partidos políticos, pese a tener encomendada la función de mediar entre la autoridad y ciudadanía en una sociedad (en una república) compleja (Madison), son de hecho las instituciones de mediación menos eficaces y peor valoradas de la sociedad o la política."

"La democracia representativa es una teoría de democracia débil porque mantiene los valores democráticos sólo de forma provisional: son cautelosos, condicionales o instrumentales respecto a otros fines (libertad negativa, propiedad privada, etc), que en sí mismos son individualistas y privatistas. Ninguna convicción firme acerca del valor intrínseco que tiene la ciudadanía, la participación, los bienes públicos, la comunidad y el autogobierno puede prosperar a través del instrumentalismo. La democracia representativa no está demasiado lejos de la cínica formulación de Ambrose Bierce, que define a la política como “el manejo de los asuntos públicos para obtener beneficios privados”. Tiene más interés en promover la libertad individual que en asegurar la justicia pública; en potenciar los intereses (ya sea de la masa o de la élite) que en descubrir los bienes públicos; en separar y enfrentar a los individuos opuestos a través de la representación de partidos) que en unirlos de manera fructuosa (el gobierno se descubre como el promotor de los bienes de la comunidad a través de autogobierno comunitario). Es una democracia que define a la soberanía popular como control más que como participación.

"La democracia representativa es siempre una democracia débil. Nunca promueve el deseo de participación o de asociación desinteresada (fraterna), la fuerza individual del que se considera miembro de la comunidad, la mutualidad de los bienes públicos y, quizás, lo más esencial, nunca podrá comprender toda la riqueza y la interdependencia humana que yace bajo toda vida política."

Fragmentos de El sistema de partidos como sistema antidemocrático: la ciudadanía en una sociedad de élites y masas (1980)Por Benjamin R. BarberProfesor de la Universidad de Maryland (USA)



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