10 de octubre de 2007
La ascética del amor en la vida cotidiana
En una apuesta por la diversidad creativa vamos con un enfoque en clave cristiana del amor. Para el documento completo pincha el link (en word).
La ascética del amor en la vida cotidiana
Pedro José GÓMEZ SERRANO*
«A la tarde te examinarán en el amor»
(San Juan de la Cruz1)
Cuando recibí el encargo de escribir este artículo, recordé una anécdota que nos contó Dolores Aleixandre en un retiro. Al parecer, durante su etapa de noviciado una compañera, cada muy poco tiempo, solicitaba un nuevo hábito, porque el anterior se le había roto. Intrigada la responsable del vestuario por este «fenómeno extraño», intentó averiguar la causa de tan frecuentes deterioros. Pronto se descubrió el motivo: la novicia rasgaba la tela del hábito, involuntariamente, con el cilicio que le habían proporcionado para mortificarse y que ella colocaba con las puntas hacia fuera, no poniéndolas en contacto con su propia piel. Al preguntarle por qué no orientaba hacia la piel el lado punzante del cilicio, contestó con toda inocencia: «Porque, entonces, me pincho». «Elemental, querido Watson», diríamos nosotros. Y, por eso, intentaremos hablar de la ascesis sin caer en el ridículo.
"...
Ascesis y proyecto personal
Ser personas libres e íntegras no es fácil. «¿Quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?», pregunta el salmista. Y la respuesta es clara como el agua: «El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua, el que no hace daño a su prójimo ni difama a su vecino [...] el que no se retracta de lo que juró, aun en daño propio» (Sal 14,1-4). Mas cercano a nosotros en el tiempo, Eduardo Galeano se atreve a soñar que en el nuevo milenio «nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo, en lugar de lo que más le conviene»14. ¿Qué podemos hacer para ser así, sabiendo que no es fácil aventurarse en el amor a los demás si uno no ha trabajado en alguna medida su propia personalidad?
•En primer lugar, esforzarnos por vivir de forma consciente en un entorno que nos invita a la permanente evasión. De ahí la necesidad de dejar espacio al silencio, a la lectura, a la reflexión, al clásico examen de conciencia, pero también la urgencia de buscar espacios para confrontar con otros la propia vida y rastrear el significado creyente de los acontecimientos de la realidad15.
•En segundo término, cultivar la salud, la autoestima y la humildad (vivir en la verdad de lo que soy, con sus luces y sus sombras, sin complejos de inferioridad ni de superioridad), curando las heridas que pueden convertirnos en témpanos afectivos o vampiros emocionales, y procurando superar dependencias, independencias y autosuficiencias, para poder abrirnos a la interdependencia desde la autonomía.
•Un tercer paso podría consistir en aprender a discernir las influencias exteriores y los apegos o miedos interiores que recortan nuestra libertad, porque nos llevan a vivir por inercia, arrastrados por estímulos externos, o porque atrapan nuestro corazón distorsionando su sabiduría y atrofiando nuestra conciencia. Cuesta trabajo llevar la vida que elegimos y evitar que la vida nos lleve; hacer aquello que verdaderamente nos convence y no aquello que nos atrapa.
•Por último, me parece decisivo buscar caminos para abrirnos a la realidad del dolor y el gozo de la vida, nuestra y de los demás, manteniendo la capacidad de indignarnos y de soñar, de criticar y de imaginar utopías, cuando todo alrededor empuja a la acomodación, a la indiferencia, al desencanto, al individualismo, a la pérdida de sensibilidad... Lo que incluye asumir dos actitudes: querer crecer (aprender, cambiar, mejorar) siempre –sea cual sea nuestra edad– y aprender a disfrutar y agradecer lo mucho que la vida (y Dios en ella) nos da.
..."
* Miembro del Consejo de Redacción de Sal Terrae. Profesor de Economía Mundial en la Universidad Complutense. Madrid.
con interesantes referencias:
1.SAN JUAN DE LA CRUZ, «Dichos de luz y amor», n. 59, en Obras completas, BAC.
2.FROMM, Erich, El arte de amar, Paidós, 1994.
4.BUCAY, Jorge, Cuentos para pensar, RBA, 2002.
5.ORTEGA Y GASSET, José, Estudios sobre el amor, 1958.
6.SALINAS, Pedro, La voz a ti debida, Clásicos Costalia,1989.
7.SAN JUAN DE LA CRUZ, «Canciones entre el al alma y el esposo»
10.Hay una curiosa sintonía en autores ideológicamente tan distintos como John K. Galbraith y su «Cultura de la satisfacción» y Daniel Bell y su impresión de que la ética capitalista y sus raíces religiosas se están desmoronando en el capitalismo tardío ante el empuje del hedonismo.
11.LIPOVETSKY, Gilles, Metamorfosis de la cultura liberal. Ética, medios de comunicación, empresa, Anagrama, 2003.
12.BONHOEFFER, Dietrich, El precio de la gracia, Sígueme,1968.
13.Ver al respecto el precioso artículo de Mariola LÓPEZ VILLANUEVA, «La entrega que libera. Entrar calladamente en la vida»: Sal Terrae 1.092 (julio-agosto 2005)
14.GALEANO, Eduardo, «El derecho al delirio» (artículo publicado en periódicos de diversos países con motivo del cambio de milenio):febrero 2000.
15.TORRALBA ROSELLÓ, Francesc, El silencio: un reto educativo, PPC, Madrid 1996.
16.GIBRAN, Khalil, El profeta, Ed. Graal, Buenos Aires 1977.
19.Tuve que reflexionar sobre esta cuestión en GÓMEZ SERRANO, Pedro José, «La familia, escuela de liberación, justicia y solidaridad»: Sal Terrae 1.067 (mayo 2003)
20.MOLTMANN, Jürgen, Un nuevo estilo de vida, Sígueme, 1981.
23.SAMPEDRO, José Luis, «Aprendizajes de un metaeconomista», en Homenaje al profesor Sampedro, Fundación Banco Exterior, 1987.
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